Descripción del proyecto

LAS TROMPETAS DE BLASCO IBÁÑEZ

Con justeza se ha dicho que, a la larga, no hay dominadores ni dominados, porque si los primeros someten a los segundos al espíritu de su fortaleza, los segundos acaban rindiendo a los primeros a la fortaleza de su espíritu. Es lo ocurrido con el Sr. Blasco Ibáñez en los Estados Unidos. Los ha conquistado él para su literatura; pero él ha capitulado a su sistema de publicidad. Fuera de D’Annunzio –otro gran yanquizante, hasta por el seudónimo–, no creemos que haya nadie en Europa que se anuncie mejor que D. Vicente Blasco Ibáñez.
Hace bien en ello el distinguido escritor. No seremos nosotros quienes se lo censuremos. Aquí donde los editores no quieren o no pueden anunciar a los escritores, es natural que estos se exalten a sí mismos, aunque solo sea, de ordinario, mandando a los periódicos una gacetilla laudatoria y una fotografía con aires de eternidad para dar a conocer su último libro. Blasco Ibáñez va más allá y envía un extenso telegrama circular a todos los periódicos. Nada malo hacen estos en publicárselo sin pasarlo antes por la aduana de las administraciones, ya que no sería justo someterle a ese peaje a él, que, después de todo, es un hombre de letras, y en cambio ser pródigos en lo de calentar al pecho a tanto áspid político.

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